Has escrito una canción
acerca de la muerte de todas las cosas
(humanas)
y ahora me la cantas entre pájaros
flotando desnuda sobre el patio de luces
a oscuras.
Habla tu discurso
de cómo lo natural ha seguido
su curso,
las aguas al cauce, las aves
son nidos en los semáforos, la tela
de la araña que caza es la cumbre
de la tecnología.
Esta mañana un corzo
mordía el verde de la glorieta
sin miedo al coche, la bala, la muerte
y unos roedores paseaban sus dientes
por las aceras
que una vez nosotros marchamos con prisas.
Arrancas el estribillo
de la raíz al techo y tu voz
se cuela hacia arriba y se derrama,
se vierte
por los tejados camino de plazas con hierba
y desiertos centros comerciales, sin arena,
solo polvo.
Me echas sobre el suelo de nuestro cuarto
y me cantas la coda
al oído
mientras tocas tu fuga sobre mi cuerpo.
Versa tu final
acerca de la muerte de todas las cosas...
y su eterno comienzo.