estar encerrado en casa
te enseña a convivir
con tus muebles,
pero no contigo mismo.
has aprendido que
cada vez que llueve
es obligatorio resguardarse,
ves a los demás hacer lo mismo,
y nadie te enseña que
a veces la lluvia puede ser
necesaria para crecer.
cuando entiendas que
tu única casa es tu mente,
a lo mejor en vez de obsesionarte
con tener la cocina recogida
para que no se asusten las visitas,
un día te encuentras cenando en silencio
porque tienes algo que contarte.
tu mundo interior no es una zona de paso,
es un lugar al que volver siempre
estés en casa encerrado, en el trabajo,
rodeado de gente, en el campo,
en tu lugar favorito, en un viaje,
o debajo de una lluvia ahora más confortable.